En un panorama donde los festivales están a la orden del día, donde cada verano, miles de personas escogen sus vacaciones en torno a una de estas citas, ya se hace raro no pensar en ellos. Hables con quien hables, casi seguro que alguna vez ha estado en uno. Y es que, en las dos últimas décadas, estos eventos han cambiado en casi todo, desde el formato hasta los asistentes, la variedad musical y, por supuesto, los precios. Por todo ello, antes del Viña Rock, del BBK Live o del Primavera Sound, conviene hablar de Woodstock, que este agosto cumple 50 años.
Como a tanta gente, a finales de los 60 existen unos amigos a quienes les une la música, su gran pasión. Un día se les ocurre hacer unas llamadas y organizar un concierto conjunto, nada raro o que no suceda en multitud de asociaciones o ayuntamientos hoy en día. Aunque, eso sí, ellos lo que querían era dinero para montar después un estudio de grabación. Sin embargo, digamos que, hacer esto en 1969, no era tan fácil. Era la época de John F. Kennedy, de Martin Luther King y de la guerra de Vietnam y, por el lado que nos toca, en España teníamos a Salomé ganando Eurovisión, lo más rockero que había por aquí eran Los Bravos.
Estos “locos” buscaban llevar a su pequeño pueblo a los artistas de pop y rock más importantes del momento. En la lista estaban Led Zeppelin o Bob Dylan, y finalmente ninguno de ellos actuó. Aunque sí se subieron a su escenario los Who, Jimi Hendrix o un poco conocido Carlos Santana, que llevaba tan solo tres años con su banda. Pero no todo fue tan fácil como ahora parece. Ante la negativa de los habitantes de Woodstock, el pueblo donde se iba a celebrar, finalmente tuvieron que trasladarlo a la granja de Max Yasgur, a más de 50 kilómetros de Woodstock.
Se dice del concierto de Pearl Jam en 1992 que todo el mundo conoce a alguien que estuvo allí. Es una banda consagrada, pero por aquel entonces aquí no era precisamente el grupo de moda, de ahí que solo unos pocos privilegiados pudieran verla en su primera visita al país. Pues algo parecido pasa con Woodstock. Son muchas las cifras en torno al festival que se dan, tanto de asistentes como de aquellos que se quedaron a las puertas. Que si fueron 400.000 personas, que si 500.000, que si 250.000 no pudieron entrar… A pesar de todo ello, parece que las que coinciden son las que afirman que se esperaban 60.000 personas en la granja de Nueva York, pero se multiplicaron un poco.
Y es que ni durante los días de festival se sucedieron los impedimentos. El primero, que John Lennon fuera retenido en la frontera con Canadá y no pudiese entrar al país ni, por lo tanto, actuar. Y el último, los más de diez años que tardaron en recaudar los organizadores la deuda que acumularon. Entre medias, un sinfín de historias que merecerían un artículo aparte.
Pero, como esto va de música, aquí hay mucho y bueno para hablar. Puesto en perspectiva, allí actuaron algunos de los mejores artistas de las historia, aunque no todo el mundo los vio o disfrutó como merecían. O hay quien incluso los disfrutó de más, en un festival donde se estima que nueve de cada diez personas fumaron marihuana. De todas ellas, quizá la más recordada es la interpretación del himno estadounidense por Jimi Hendrix en pleno desarrollo de la guerra de Vietnam, donde el propio guitarrista imitaba el ruido de las bombas. Para los críticos de la época ya fue una de las mejores actuaciones de la historia, sin embargo, no la vio todo el mundo. Y es que la actuación se llevó a cabo nada menos que el lunes a las nueve de la mañana, es decir, fue la última de todas las que hubo. Ahora imagina haber estado en el festival y haberte perdido la actuación de Hendrix.
Pero, como es de esperar, hay otras muchas destacables. Richie Havens fue el encargado de abrir el festival, donde su interpretación de Freedom, canción improvisada, es ya parte de la historia de la música. Janis Joplin o los conciertos de los británicos The Who y Joe Cocker también son de los más nombrados siempre que sale el nombre de Woodstock, pero, junto a Hendrix, otro de los más recordados (también influyen las grabaciones, ya que no de todos existen) fue el de Carlos Santana. El guitarrista, que había publicado su primer disco el fin de semana anterior, tocó junto a su banda la tarde del sábado, y apostamos a que aún siguen recordando la actuación de Soul Sacrifice quienes allí estuvieran.
Ante tal acontecimiento, es obvio que los documentales y películas no iban a faltar. El principal, Woodstock: 3 Days of Peace & Music. Este fue galardonado con un Óscar y grabado durante los días que duró la cita. Con Martin Scorsese como uno de los montadores, se estrenó en 1970. Taking Woodstock (Ang Lee, 2009), por su parte, es quizá la película más destacada sobre la cita, contada en forma de comedia.
Sin embargo, el festival no terminó aquí. A modo de aniversario se celebraron las ediciones de 1994 y 1999, aunque poco tuvieron que ver con la original. Copadas de marcas, restricciones y seguridad, tanto los asistentes nuevos como los veteranos y los artistas lo tuvieron en cuenta. Sin embargo, en ambas citas se reunieron más de 200.000 personas para ver a Bob Dylan, Red Hot Chili Peppers, Green Day u otras bandas que actuaron ya en 1969, como la de Santana o Joe Cocker.
Ahora, 50 años después de uno de los mayores acontecimientos de la historia de la música, hay quien busca revivir ese espíritu de paz y amor. Y es que tras el simbolismo del 50 aniversario de un evento tan importante, no han sido pocos los empresarios que han buscado rencender la llama de Woodstock. Tras muchas dudas y problemas que hacían parecer que el proyecto no se llevaría a cabo, finalmente sí habrá festival, aunque un poco diferente musicalmente. Y es, nos guste o no, los tiempos evolucionan, y con ellos también los estilos musicales predominantes. Si antes las estrellas tocaban la guitarra, ahora son los DJs y raperos. O eso parece viendo el cartel, con cabezas como Jay-Z, Miley Cyrus o Portugal. The Man. Sin embargo, también hay hueco para los veteranos en Woodstock, como Santana o John Sebastian, y otros como The Killers, The Lumineers, Greta Van Fleet, Gary Clark Jr., Courtney Barnett, The Marcus King Band, etc. Se ronda que el empresario detrás de este fin de semana de música, del 9 al 11 de agosto, hará una inversión de unos 20 millones de dólares, y que a la cita acudirán casi 100.000 personas.
De momento solo queda esperar y ver si la cifra es cierta, no como en 1969. Sea como fuere, parece que poco tendrá que ver con el espíritu de paz y amor original, más allá de la nostalgia y algún viejo rockero que actúe en su escenario. Eso sí, influencers e instastories seguro que no faltan. Cómo dirían Presuntos implicados: cómo hemos cambiado.
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